"Yo fui, yo soy, y yo seré"
Rosa Luxemburgo nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, cerca de Lublin,
en el seno de una familia de origen judío.
Desde muy joven fue activista del
movimiento socialista. Se unió a un partido revolucionario llamado Proletariat,
fundado en 1882, alrededor de 21 años antes de que se fundara el Partido Social
Demócrata Ruso e inició su andadura política con la organización de una huelga general,
tras la cual el partido fue desbaratado y cuatro de sus líderes fueron
condenados a pena de muerte. Sólo se salvaron del naufragio pequeños círculos,
y a uno de ellos se unió Rosa Luxemburgo a los 16 años.
Alrededor de 1889, su
actuación llegó a oídos de la policía y tuvo que abandonar Polonia, ya que sus
camaradas pensaron que podría realizar tareas más útiles en el exterior que en
prisión.
Fue a Zurich, en Suiza, donde ingreso en la universidad junto a otras
figuras socialistas, como Anatoli Lunacharsky y Leo Jogiches, estudiando filosofía,
historia, política, economía y matemáticas de forma simultánea. Sus áreas de
especialización fueron la teoría del Estado, la Edad Media y las crisis
económicas y de intercambio de stock.
En 1890, la Ley de Bismarck que
prohibía la socialdemocracia fue derogada, lo cual permitió que un legalizado Partido
Socialdemócrata de Alemania (SPD) consiguiera escaños en el Reichstag.
Una vez
en él, y a pesar de su discurso comunista, los miembros socialistas del
parlamento centraron su labor cada vez más en la obtención de ventajas
parlamentarias y en su enriquecimiento personal.
Rosa Luxemburgo, por el contrario,
se mantuvo en sus principios marxistas. En 1893, junto a Leo Jogiches y Julian
Marchlewski , fundaron el periódico "La Causa de los Trabajadores", oponiéndose a las políticas nacionalistas del
Partido Socialista Polaco.
Luxemburgo creía que una Polonia independiente
sólo podía surgir tras una revolución comunista en Alemania, Austria y Rusia.
Ella mantenía que la lucha debía focalizarse en contra del capitalismo.
Junto con Leo Jogiches cofundó el Partido
Socialdemócrata del Reino de Polonia (SDKP), que posteriormente se convertiría
en el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania (SDKPiL) al
unirse a la organización socialdemócrata de Lituania. A pesar de vivir durante
la mayoría de su vida adulta en Alemania, Rosa Luxemburgo permanecía como la
principal teórica de la socialdemocracia polaca, liderando el partido junto a
Jogiches, su principal organizador.
En 1898, Rosa Luxemburgo obtuvo la
ciudadanía alemana y se mudó a Berlín. Allí participó activamente con el ala
más izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), denunciando
repetidamente el creciente conformismo parlamentario del Partido
Socialdemócrata Alemán frente a la cada vez más probable situación de
guerra.
Rosa insistió en que la crítica diferencia entre capital y trabajo sólo
podía ser contrarrestada si el proletariado tomaba el poder y se producía un
cambio revolucionario en todo el contexto de los medios de producción.
Consiguiendo que el líder del partido, Karl Kautsky, mantuviera el marxismo en
el programa del partido.
Desde 1900, Rosa Luxemburgo
expresó sus opiniones sobre los problemas económicos y sociales en varios
artículos en periódicos de toda Europa. Sus ataques al militarismo alemán y al
"imperialismo" se volvieron más insistentes conforme vislumbraba la
posibilidad de la guerra. Rosa Luxemburgo quería organizar una huelga general
que uniera solidariamente a todos los trabajadores y evitar la guerra, pero el
líder del partido se opuso, lo que provocó su ruptura con Kautsky en 1910.
Su militancia socialista le llevó
a intervenir en 1905 en la revolución polaca y a oponerse a la I Guerra
Mundial, hecho este último que le costó varias penas de cárcel. Consideraba que
las masas proletarias no debían participar en una contienda organizada por los
gobiernos oligárquicos capitalistas, pues la verdadera lucha sería la que
estaba planteada entre el capitalismo y el proletariado.
Entre 1904 y 1906 su trabajo se vio
interrumpido a causa de tres encarcelamientos por motivos políticos. Sin
embargo, Rosa Luxemburgo mantuvo su actividad política.
En 1907 tomó parte en
el V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Londres, donde se
entrevistó con Lenin. En el Segundo Congreso Socialista Internacional en Stuttgart,
presentó la resolución —que fue aprobada— de que todos los partidos obreros
europeos debían unirse para evitar la guerra.
Su pensamiento representó a las
opciones radicales en el seno de la II Internacional. Creía en una opción socialista internacional, esto es, alejada
de particularismos y nacionalismos, en la que las masas obreras,
solidariamente, tomaran el poder al capital.
Gran teórica, realizó importantes
contribuciones al desarrollo del marxismo,
en especial en lo referente a las relaciones entre nacionalismo y socialismo.
Criticó a Lenin, en especial
en lo referente a las concepciones de éste sobre la democracia en el partido y
la dictadura del proletariado, postulando un menor dirigismo y una mayor
integración de las bases en la dinámica partidista.
Además de constante actividad
política, es preciso destacar su intensa labor en la prensa.
Su pensamiento quedó reflejado en varias publicaciones. Destacan, por citar
algunas, "¿Reforma social o revolución?", publicado en 1899;
"Massenstreik, Partei und Gewerkschaften", de 1906; "La
acumulación del capital", de 1913 o "La revolución rusa", publicado
a los tres años de su muerte, e Introducción a la economía política (1925,
póstumo).
Mujer de vasta influencia en el ámbito del socialismo, sus aportaciones teóricas, su lucha personal y su dramática muerte contribuyeron a hacer de ella uno de los referentes de la izquierda.
Rosa Luxemburgo formó parte del
grupo alemán Spartakus, que fundó junto con Karl Liebknecht y Clara Zetkin, lo que le costó ser detenida en 1919, siendo
ejecutada durante un traslado policial.
Las últimas palabras conocidas de Rosa Luxemburgo, escritas la noche de su
muerte, fueron sobre su confianza en las masas, y en la inevitabilidad de la
revolución:
«El liderazgo ha fallado. Incluso
así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el
elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria
final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido
esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza
del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá
de esta derrota.
'¡El orden reina en Berlín!' ¡Estúpidos secuaces! Vuestro 'orden' está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!»
'¡El orden reina en Berlín!' ¡Estúpidos secuaces! Vuestro 'orden' está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!»
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