viernes, 1 de febrero de 2013

Flora Tristán


"El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas están en proporción a la independencia de que gozan las mujeres"

Nace en París en 1803, era hija de una dama francesa y del aristócrata peruano Mariano Tristán y Moscoso. Tuvo una primera infancia acomodada, y su casa era visitada por personajes que luego serían hitos en la historia como Bolívar.  

Esta situación de bondad económica y social se truncó con la muerta de su padre en 1807, lo cual dejó a la familia en la pobreza. Por este motivo, Flora, vivió penosamente en el campo hasta los quince años de edad, que se traslada con su madre a uno de los barrios más pobres de París.

En este barrio de París  comenzará a trabajar como obrera en un taller de litografía. A sus diecisiete años, se casa con el propietario de ésta, André Chazal, y tiene tres hij@s. Este matrimonio de conveniencia se disolvió a causa de los malos tratos que recibía por parte de su marido. Por lo que Flora tuvo que  huir del hogar llevándose a sus hij@s.

La condición de esposa separada la redujo a la condición de “paria”. Después de un largo periodo de  inestabilidad consigue  un acuerdo judicial con su ex marido, por el cual se queda con el hijo, mientras ella mantiene la custodia de su hija.
En esta nueva vida Flora  intenta cobrar la herencia que le pertenece de su padre, ya que al ser hija ilegitima se le había negado. Para ello, contacta con Pedro Mariano de Goyeneche, pariente de los Tristán. Es gracias a P.M de Goyeneche, cuando Flora viaja a Perú en 1832, dispuesta a cobrar la herencia y recuperar un puesto digno en la sociedad. Pero éste se niega a dársela; por  no haber ningún documento que acreditara que era hija legítima de su hermano. Únicamente accede a pasarle una pensión mensual.
Más tarde se traslada a Lima, donde permanece hasta 1834. 

 Durante su travesía, Flora escribió un diario de viajes acerca de sus experiencias en el Perú. El diario fue publicado en 1838 como Pérégrinations d'une paria (Peregrinaciones de una paria) donde Flora  recoge, con un auténtico sabor romántico, sus impresiones durante el viaje a Lima y Arequipa, y muestra su identificación con las costumbres propias de ambos lugares.

De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de l@s trabajador@s y en contra de la pena de muerte.
En ese tiempo, ya había conseguido la separación legal de su marido y la custodia de sus hij@s; sin embargo, André Chazal, enfurecido e impotente, intenta asesinarla, disparándole en la calle y dejándola malherida, en septiembre de 1838. Flora gana notoriedad en la prensa, y Chazal es sometido a proceso que se le complica con la acusación de intentar violar a su propia hija Aline;  finalmente es condenado a 20 años de trabajos forzados.

Flora Tristán imprime un nuevo feminismo dando un giro a la clase social, que en el futuro daría lugar al feminismo marxista.  Escribiendo 1840 un coherente programa socialista en L’Union Ouvrière (La Unión Obrera), esta obra tiene como objetivo mejorar la situación de miseria e ignorancia de l@s trabajador@s. Convirtiéndose en una defensora  de los derechos de las mujeres, cabe mencionar el capítulo de “Porque menciono las mujeres”  donde desarrolla la tesis de que “todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el espacio que hasta hoy se le ha hecho de los derechos naturales  e imprescriptibles del ser mujer”.

Para Flora la situación de las mujeres se deriva de la aceptación del falso principio que afirma la inferioridad de la naturaleza de la mujer respecto al del hombre. Este discurso ideológico, hecho desde la ley, la ciencia y la iglesia margina a las mujer es de la educación racional y la destina a ser la esclava de su marido. Señala que la  negación de educar a las mujeres está en relacionado con su explotación económica.  Flora dirige su discurso al análisis de las mujeres obreras. Ya que a su juicio no puede ser más contundente: el trato injusto y vejatorio que sufren estas mujeres desde que nacen.

Flora, como buena "socialista utópica", confía enormemente en el poder de la educación, y como feminista reclama la educación de las mujeres; además, sostiene que de la educación de las mujeres depende la emancipación de los hombres. Hecho que hasta la fecha se sigue recogiendo en las declaraciones de principios de los movimientos feministas.

Su discurso apela al sentido de justicia universal de la humanidad en general y de los hombres en particular, para que accedan a cambiar una situación que, a su juicio, acaba volviéndose también contra ellos. "La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios. (...) En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.” 

En  la Unión Obrera, Flora se adelanta a lo que  posteriormente se desarrollara en el Manifiesto Marxista,  ya que postula la unión de l@s trabajador@s y las mujeres, en una Internacional que, mediante una revolución pacífica,  traerá la prosperidad y la justicia. 

Flora muere 1844, víctima de tifus, mientras se hallaba en plena gira por el interior de Francia. 

Información extraída de:

Libros:
Peregrinación de una paria: http://books.google.es/books/about/Peregrinaciones_de_una_paria.html?hl=es&id=QMWhGXz08O0C