"El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas están en proporción a la independencia de que gozan las mujeres"
Nace
en París en 1803, era hija de una dama francesa y del aristócrata peruano
Mariano Tristán y Moscoso. Tuvo una primera infancia acomodada, y su casa era
visitada por personajes que luego serían hitos en la historia como Bolívar.
Esta situación de bondad económica y social se truncó con la muerta de su padre
en 1807, lo cual dejó a la familia en la pobreza. Por este motivo, Flora, vivió
penosamente en el campo hasta los quince años de edad, que se traslada con
su madre a uno de los barrios más pobres de París.
En este barrio de París comenzará a trabajar
como obrera en un taller de litografía. A sus diecisiete años, se casa con el
propietario de ésta, André Chazal, y tiene tres hij@s. Este matrimonio de
conveniencia se disolvió a causa de los malos tratos que recibía por parte de
su marido. Por lo que Flora tuvo que
huir del hogar llevándose a sus hij@s.
La
condición de esposa separada la redujo a la condición de “paria”.
Después de un largo periodo de
inestabilidad consigue un acuerdo
judicial con su ex marido, por el cual se queda con el hijo, mientras
ella mantiene la custodia de su hija.
En
esta nueva vida Flora intenta cobrar la
herencia que le pertenece de su padre, ya que al ser hija ilegitima se le había
negado. Para ello, contacta con Pedro Mariano de Goyeneche, pariente de los
Tristán. Es gracias a P.M de Goyeneche, cuando Flora viaja a Perú en 1832, dispuesta a cobrar
la herencia y recuperar un puesto digno en la sociedad. Pero éste se niega a dársela; por no haber ningún documento que acreditara que
era hija legítima de su hermano. Únicamente accede a pasarle una pensión
mensual.Más tarde se traslada a Lima, donde permanece hasta 1834.
Durante su travesía, Flora escribió un diario de viajes acerca de sus experiencias en el Perú. El diario fue publicado en 1838 como Pérégrinations d'une paria (Peregrinaciones de una paria) donde Flora recoge, con un auténtico sabor romántico, sus impresiones durante el viaje a Lima y Arequipa, y muestra su identificación con las costumbres propias de ambos lugares.
De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la
emancipación de la mujer, los derechos de l@s trabajador@s y en contra de la
pena de muerte.
En ese tiempo, ya había conseguido la separación legal de su
marido y la custodia de sus hij@s; sin embargo, André Chazal, enfurecido e
impotente, intenta asesinarla, disparándole en la calle y dejándola malherida,
en septiembre de 1838. Flora gana notoriedad en la prensa, y Chazal es sometido
a proceso que se le complica con la acusación de intentar violar a su propia
hija Aline; finalmente es condenado a 20
años de trabajos forzados.
Para
Flora la situación de las mujeres se deriva de la aceptación del falso
principio que afirma la inferioridad de la naturaleza de la mujer respecto al del hombre. Este discurso ideológico, hecho desde la ley, la ciencia y la
iglesia margina a las mujer es de la educación racional y la destina a ser la
esclava de su marido. Señala que la
negación de educar a las mujeres está en relacionado con su explotación
económica. Flora dirige su discurso al
análisis de las mujeres obreras. Ya que a su juicio no puede ser más
contundente: el trato injusto y vejatorio que sufren estas mujeres desde que
nacen.
Flora, como buena "socialista
utópica", confía enormemente en el poder de la educación, y como feminista
reclama la educación de las mujeres; además, sostiene que de la educación de
las mujeres depende la emancipación de los hombres. Hecho que hasta la fecha se
sigue recogiendo en las declaraciones de principios de los movimientos
feministas.
Su
discurso apela al sentido de justicia universal de la humanidad en general y de
los hombres en particular, para que accedan a cambiar una situación que, a su
juicio, acaba volviéndose también contra ellos. "La ley que esclaviza a la
mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones
proletarios. (...) En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de
vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal
de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.”
En la Unión Obrera, Flora se adelanta a lo
que posteriormente se desarrollara en el
Manifiesto Marxista, ya que postula la
unión de l@s trabajador@s y las mujeres, en una Internacional que, mediante una
revolución pacífica, traerá la
prosperidad y la justicia.
Flora muere 1844, víctima de tifus, mientras se hallaba en plena gira por el interior de Francia.
Información extraída de:
Peregrinación de una paria: http://books.google.es/books/about/Peregrinaciones_de_una_paria.html?hl=es&id=QMWhGXz08O0C
Gracias a a tantas mujeres que se revelaron en contra del Patriarcado y las injusticias sociales que este modelo han propiciado, hoy podemos estar hablando de Igualdad. Cierto que aún queda mucho camino por recorrer, pero al menos estamos en el camino correcto. Me ha encantado este espacio que ofrece Gaia para conocer la historia de todas esas mujeres valientes. Saludos. Irene.
ResponderEliminarMuchas gracias Irene por tu comentario, me alegro que te guste. Es una pequeña aportación de las tantas mujeres que han luchado por la libertad.
ResponderEliminarinteressante su blog!
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